De ciencia ficción y mujeres fuertes

Bueno, les contaré que, después de haber estudiado unas horas para un examen, decidí ver una película llamada «In Your Eyes», escrita por Joss Whedon (Avengers, Firefly, Buffy the Vampire Slayer) y protagonizada por Zoe Kazan y Michael Stahl-David.

Dylan y Rebecca nunca se han visto, ella vive en Nuevo Hampshire y él en Nuevo México. Un buen día, se dan cuenta de algo que nunca habían logrado explicar: el uno puede ver a través de los ojos del otro (literalmente) y al hablar, pueden escucharse. Así comienza una amistad a larga distancia, pero sus vidas se complican mucho, especialmente porque siempre se les ve hablando «solos» todo el día.

Tiene su toque de fantasía y no es muy larga, entonces estuve bien entretenida durante una hora y cuarenta minutos. Se la recomiendo a los que tienen ganas de algo palomero.

Es interesante que realmente no tienen tiempo juntos en la pantalla, todo es a larga distancia. Pero lo que más me llamó la atención fue el personaje de Kazan. Por supuesto me encontré con un montón de quejas del personaje y del director, quien se describe a sí mismo como feminista (pero realmente es sexista como él solo). Pero ese es un post para otro momento. Hoy me quiero enfocar en el personaje de Kazan. Siempre que hay una historia donde la mujer no es fuerte, mucha gente tiende a levantar el dedo para juzgar.

Ojo: Para los que no han visto la película, voy a hablar de puntos específicos. Mejor véanla antes de leer lo siguiente.

Lo que buscamos como feministas es que haya equidad. Parte de eso incluye a las mujeres que no son «fuertes» en el sentido tradicional. No necesitan tener músculos grandes, ni estar solas, ni ser agresivas para ser fuertes y el querer encasillarlas en esa descripción no le ayuda a la causa.

Rebecca es insegura, físicamente débil, es de inteligencia promedio y no es muy hábil. Vive una vida económicamente estable pero está totalmente limitada por su marido y sus relaciones cercanas, que son desbalanceadas pues ella es siempre considerada y tratada como inferior.

Ahí es donde entra Dylan, un joven con un pasado turbio, pocas oportunidades y muchos problemas. A pesar de nunca verse ni tocarse, su relación con Rebecca florece porque los dos se ven como iguales. Ella sabe de sus problemas y no lo juzga; él la escucha y la trata con el respeto que merece; ambos se aceptan tal como son. Al final, los dos terminan enfrentando a sus opresores y escapando hacia una vida nueva.

La película dista mucho de ser un ejemplo de cine feminista y el hecho de que sea de Whedon no ayuda, pero su protagonista me gustó. El chiste del feminismo es que todas las mujeres sean libres de ser ellas sin que nadie les imponga ni las condicione, sean grandes o pequeñas, fuertes o débiles, seguras o inseguras, ágiles o torpes. Cuando veo una película no me interesa ver súper mujeres, me interesa ver mujeres reales.

Entonces solo me queda decir que fue bueno ver ese cambio, esa protagonista que no es fuerte ni hábil, que batalla para decir lo que piensa, pero que logra ser valiente y salir adelante.

Paola.

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