¡Feliz año nuevo, queridos lectores!
Que este 2015 esté lleno de bendiciones, nuevas experiencias, buena comida y buena literatura.
Fíjense que cada año, mi papá, una muy buena amiga y yo organizamos una pequeña competencia literaria: el que lea más libros gana. Bueno, pues el primer domingo de enero nos juntamos los tres para ver cómo quedamos y hace mucho que no me ganaban con tanta ventaja, mi amiga leyó 49 libros en el 2014.
Retrato del artista adolescente

Joyce debutó en mi lista de lectura con esta novela en la que cuenta de su propia adolescencia a través de su alter-ego ficticio Stephen Dedalus. Si bien la trama no me pareció tan interesante, el estilo y la redacción son excelentes.
Joyce tiene una forma muy particular de plantear sus ideas y de hilar las frases, por lo que vale la pena darse una vuelta por esta obra. Eso sí, no es una lectura ligera y no recomiendo que lean con sueño.
Othello

Shakespeare volvió a mis manos con un clásico de clásicos que narra la tragedia del moro Othello, su esposa Desdemona y su teniente Cassio a manos del alférez Yago.
Es una obra de teatro corta, pero entretenida, llena de amor, celos e inseguridades. Recomendada a todos los que disfrutan un clásico rápido y bien escrito.
Final del Juego

Poco antes de Navidad me di una vuelta por la librería y de no ser porque iba con prisa, hubiera comprado toda la bibliografía de mi querido Julio Cortázar. Me resigné a comprar sólo tres libros de relatos cortos. Final del Juego es una colección de 18 relatos originales y totalmente Cortazarianos. Son un poco más oscuros que las historias de Cronopios y de Famas, pero como siempre, me divertí mucho leyéndolos.