¡Feliz Bloomsday, desocupados lectores!
Ulysses
Probablemente uno de los libros más complicados que he leído en la vida, Ulysses llegó a mi repisa hace unos cuatro años. El asunto empezó porque abrí un libro en el que decía que esta es probablemente la novela más grande y significativa para la literatura inglesa del siglo XX. Inmediatamente me di a la tarea de buscarlo (en su idioma original) y ¡oh, sorpresa, sorpresa! No entendí ni la primera página.
Así Ulysses pasó los siguientes años, empolvándose, olvidado, esperando el día que yo lo rescatara de la parte más oscura del librero. Mientras tanto, yo decidí estudiar filología inglesa y ¡oh, sorpresa, sorpresa! Entré a un seminario dedicado casi completamente a Joyce y al modernismo. Luego de leer Retrato del Artista Adolescente, un par de cuentos y una entrevista, me dirigí al librero a desenterrar esa obra de la que tanto me habían hablado y a la que tanto le temía.
Joyce presenta su historia de manera paralela a los acontecimientos de La Odisea, el poema épico de Homero, cuyo héroe responde al nombre de Odiseo; en latín, Ulysses.
Originalmente dividida en 18 episodios, Ulysses narra los eventos acontecidos en un sólo día en la vida de Leopold Bloom y Stephen Dedalus. Ese día es el 16 de junio de 1904.
Cada episodio está escrito en un estilo diferente, pero domina el monólogo interior o la «corriente de la conciencia». En otras palabras, uno lee los pensamientos de los personajes sin ningún orden o secuencia lógica (muy similar a la forma en que verdaderamente piensan los seres humanos). El ejemplo más claro es el último episodio, un monólogo de aproximadamente cuarenta páginas (Monólogo de Molly Bloom) que no tiene un sólo signo de puntuación.
A pesar de haber sido publicada en 1920, esta obra sigue siendo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a leer y sigue desentonando con otros libros, tanto clásicos, como contemporáneos. Sí, me tardé un muy buen rato en leerla y varias veces tuve que regresarme para releer algunos párrafos, pero definitivamente es una lectura satisfactoria.

De la fecha
El 16 de junio de 1904 fue el ordinario día en el que Leopold Bloom se dio su vuelta por Dublín, pero Joyce no escogió esta fecha al azar:
Nora Barnacle entró «paseando» a la vida de James Joyce afuera de Hotel Dublin, donde ella trabajaba como mesera. Su primera cita fue el 16 de junio de 1904. Nora no tenía mucha educación, pero dicen que Joyce, luego de haber hablado durante horas de sus sueños e ideales, preguntó: «¿habrá alguien que me entienda?», a lo que ella contestó con un «sí».
Fue así como Joyce decidió inmortalizar el día en que dio su primer paseo con que dio con la mujer que veintisiete años después sería su esposa (sí, se casaron 27 años después de huir juntos a Europa) en la obra que después lo inmortalizaría a él.

En algún punto, Nora comentó: «No te imaginas lo que fue para mí el ser lanzada a la vida de este hombre.»
Del día
Bueno, y a todo esto ¿qué es eso de Bloomsday?
Cada 16 de junio, miles de lectores aficionados alrededor del mundo celebran el Día de Bloom, ya sea disfrazándose como personajes de la novela, haciendo tours por Dublín, asistiendo a festivales, comiendo lo mismo que Leopold Bloom, o haciendo maratones de lectura en algunas de las librerías más importantes de sus respectivos países. Algunos bares dan bebidas especiales, mientras que algunos museos organizan exposiciones de arte, quizzes, lecturas y declamaciones.
Este divertido video puede explicarlo mejor que yo:
Entonces, ¿Dónde voy a celebrar Bloomsday yo?
En mi casa, sentada en mi escritorio acompañada de un té y de una pila de tareas. Algún día (espero no muy lejano) me daré mi vuelta por Dublín el 16 de junio, pero por lo pronto me conformaré con leer mis pasajes favoritos y ver las celebraciones por internet.
2 respuestas a “La experiencia Joyce”
[…] fiel esposa, Penélope. Las que han inspirado a miles de lectores y escritores durante siglos. En Ulysses, considerada la novela más importante en inglés del siglo XX, James Joyce nos presenta a Leopold […]
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[…] Eso sí, debo decir que los siguientes capítulos no me fueron tan amenos como el primero. La historia se siente lenta en ocasiones y tuve que forzarme a seguir leyendo, lo cual terminó siendo bueno porque hay otro capítulo más adelante donde el fluir de la consciencia es parecido al monólogo de Molly en el último capítulo de Ulysses, de James Joyce. […]
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