Todos los fuegos el fuego (1966), de Julio Cortázar, «ofrece ocho muestras rotundas de la plenitud creadora que alcanzan los cuentos de Cortázar», es la línea con la que abre la descripción de la contraportada y debo confesar que, si bien no discuto que estos ocho cuentos reflejan a la perfección al autor, no puedo decir que realmente me hayan gustado mucho.
Todos los que me conocen de más tiempo o que llevan ya un rato siguiendo este blog saben que si de alguien soy fan, es de Cortázar. Me encantan sus cuentos, sus relatos cortos, sus novelas y sus opiniones.
Este libro abre con su famoso cuento La autopista del sur, que narra un embotellamiento a las afueras de París que dura meses. Los que hemos estado atorados en el tráfico de la Ciudad de México sentimos este cuento personal y cercano. La salud de los enfermos es la entretenida historia de una familia que se rehúsa a confesarle a una madre que su hijo está muerto y hace de todo para mantener la mentira. Reunión también estuvo bastante entretenido, pero entonces llegué a La señorita Cora y casi lanzo el libro por la ventana: se me hizo lento, absurdo y tedioso. He leído varios libros en los que no me gusta lo que estoy leyendo y por lo tanto comienzo a «correr» con la lectura, tratando de avanzar lo más rápido posible para que se acabe. Nunca me había pasado con un libro de Cortázar, pero La señorita Cora definitivamente me hizo leer más rápido. Los cuentos se van haciendo más complejos conforme va avanzando el libro y hacia el final vuelven a ser mucho más entretenidos que los de en medio.
Total, este solo se lo recomiendo a aquellos que realmente disfrutan leer a Julio Cortázar. Si nunca han leído algo suyo, no creo que sea buena idea empezar con este libro.
