Bruselas: de autores, plazas y catedrales

Mi amiga, Ana Pau, y yo regresamos de Bélgica el miércoles entre retrasos de trenes, transbordos no previstos y comida rápida. El viaje duró nueve horas en total, pero estando uno acompañado, no lo siente tan pesado.

En total pasamos cuatro días en Bélgica, dos en Bruselas y dos en Brujas. Bruselas no es una ciudad muy grande, pero definitivamente dos días no bastan para verla. Por mí, me hubiera quedado unos cinco para ver todos los museos, galerías, librerías y embajadas que tenía planeado. En fin, en otra ocasión será.

Lo que sí alcanzamos a ver fueron algunos de los lugares más populares de la ciudad, entre la gente, las chocolaterías y los callejones, si uno se fija bien, puede alcanzar a ver sombras literarias.

Sombras de Víctor Hugo

La Grand Place, por ejemplo, es el lugar donde Víctor Hugo pasó el primer año de su exilio, después del golpe de estado de 1851 en Francia, cuando Napoleón Tercero quedó como emperador. Víctor Hugo siempre dijo que tenía un problema personal con Napoleón, y lo que empezó como un exilio obligatorio, se convirtió en voluntario y en una forma de mostrar oposición al gobierno de Napoleón, «el pequeño».

«La plaza más hermosa del mundo», la llamó Victor Hugo. Dicen por ahí que también comentó que era una «fantasía soñada por un poeta y realizada por un arquitecto».

No sé si fue soñada por un poeta o por un arquitecto con muy buen gusto, pero ¡qué belleza de plaza! Tristemente sólo tuvimos días grises y lluviosos en Bruselas, por lo que no pude tomar una foto con más color.

Los escritores siempre tienen algo que decir, y no contar con el apoyo de alguien tan influyente como Victor Hugo puede ser una desventaja cuando se es emperador de Francia. Fue en Bruselas que Hugo escribió «Napoleón, le petit» e «Historia de un crimen», un panfleto y un ensayo (respectivamente) que condenaban las acciones de Napoleón III.

Victor Hugo era un admirador del estilo gótico. Escribió Nuestra Señora de París con la Catedral de Notre Dame en el centro de la narrativa para evitar su demolición y es por eso que aún podemos disfrutarla. Bueno, pues durante su exilio en Bruselas, Hugo, frecuentó la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, que tanto le recordaba a su Señora de París.

Nosotras también disfrutamos el caminar por la catedral, que, a pesar de ser una belleza construida de 1226 a 1500, no era catedral en los tiempos de Hugo. En otras palabras, Victor Hugo visitó una no-catedral que le recordaba a una catedral, y que no sería catedral sino hasta 1962. De cualquier forma es espléndida, con sus estatuas, sus vitrales y su púlpito del siglo XVII.

“Es agradable disponer de tus libros en lugares extraños.”

Cornelia Funke, Corazón de tinta.

Lugares extraños como la fuente de la Plaza del Agora, donde se puede apreciar a Charles Buls (o Karel Buls), alcalde de Bruselas de 1881 a 1889. Buls se encargó de proteger algunos de los edificios más antiguos de la ciudad de las reformas arquitectónicas del rey Leopoldo II. Además de preservar la Bruselas antigua, Buls escribió sobre asuntos de educación, arte y sobre sus viajes al extranjero.

Unas cuadras más adelante, nos encontramos con el Manneken Pis, el niño desnudo que orina en la fuente de la esquina de la Rue de l’Étuve/Stoofstraat con la Rue du Chêne/Eikstraat. La estatua fue colocada en 1618, pero las diferentes leyendas que la rodean son mucho más antiguas. Lo más divertido de este niño es que cada semana lo visten de forma diferente; a veces es un marinero, a veces un judoka (luchador de judo), a veces es el alcalde.

Cuando nosotras llegamos a verlo, estaba muy ocupado haciendo lo suyo, disfrazado con ropa de papel, y acompañado de un libro. Sí, definitivamente un lugar extraño para disponer de un libro.

El Manneken Pis tiene réplicas por todo el mundo, pero definitivamente mi favorita es la de la película The Money Pit, protagonizada por Tom Hanks.

Parlamentarium

El último lugar al que fuimos ese día fue el Parlamentarium, que es el centro de visitas del parlamento de la Unión Europea. Se encuentra en la Rue Wiertz 60/ Wiertzstraat, 60 B-1047. Encontrarlo fue todo un asunto, no porque estuviera muy lejos, ni muy escondido, sino porque nuestra habilidad para leer mapas no está muy bien desarrollada.

Este es básicamente un museo interactivo donde uno puede aprender todo lo que es y hace el Parlamento Europeo de forma divertida y muy, muy colorida.

La entrada es gratuita, la guía multimedia es en cualquiera de los 24 idiomas oficiales de la Unión Europea y hay tours para niños. No, nosotras no tomamos el tour para niños. Pedimos la guía en español, pero supongo que la mujer de la entrada decidió que sería flojo de nuestra parte escuchar todo en nuestro idioma materno, ya que nos lo configuró en inglés.

Además de explicar lo que hace la institución, el museo tiene secciones donde presenta a algún artista cuyas ideas influyeron en la creación de una Europa unida. Por supuesto eran muchos, pero ya que el enfoque del post es la literatura, he aquí algunos de los autores que encontramos.

Por cierto, encontrarse con James Joyce siempre es divertido.

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