Tremendo escándalo que se hizo después de que anunciaran que la nueva Ariel para el remake del clásico de Disney La Sirenita sería la actriz y cantante, Halle Bailey. Como es domingo y tenemos tiempo, vamos a hablar del tema que está en boca de todos. Así que, vayan por un café, un té, una limonada o su bebida de preferencia, siéntense un rato en una silla cómoda y, todos tranquilos y todos de buenas, vamos a ver cuál es el problema con la nueva sirenita.
(Spoilers: el problema no es la sirenita)
De lo que he visto en Twitter, Facebook, YouTube e Instagram, las quejas y la oposición al casting son básicamente cuatro puntos que se repiten una y otra vez.
#1 La Sirenita es danesa
La Sirenita, o en danés: Den lille Havfrue, es un cuento de hadas escrito por Hans Christian Andersen y publicado en Copenhague en 1837. Andersen efectivamente era danés, nació en Odensen y murió en Copenhague.
La sirenita, por otro lado, no nació en Dinamarca. Aunque no tenemos un registro exacto de su lugar o fecha de nacimiento, nuestros datos más confiables afirman que vivía “en alta mar” donde “el agua es azul como los pétalos de la más hermosa centaura, y clara como el cristal más puro; pero es tan profunda, que sería inútil echar el ancla, pues jamás podría alcanzar el fondo.” Esto corresponde a lo que nosotros los humanos conocemos como aguas internacionales.
A los estudios Disney tampoco pareció importarles mucho este detalle cuando hicieron la película en 1989. En la película, el reino bajo el mar no tiene nombre. Sin embargo, algunos libros que publicaron más tarde, así como videojuegos e incluso la serie animada de Disney Channel decidieron que el lugar de origen de Ariel (quien por cierto solo se llama así en la película) se llamaba Atlántica. Nadie dijo exactamente en qué parte del océano está y las variaciones lingüísticas de los personajes definitivamente no ayudan: Ariel tiene un acento estadounidense y Sebastián el cangrejo tiene acento jamaiquino o cubano, dependiendo de si están viendo la película en inglés o en español. La otra pista que tenemos es la música que escuchan en Atlántica, según la película, disfrutan del calipso, un género especialmente popular en el Caribe.
Pero nada de esto importa, ya que los humanos no tenemos forma de saber cómo es la división política y cultural del mundo submarino. Hasta donde nosotros sabemos, las sirenas no existen y los peces no tienen nacionalidad.
¿Qué tiene que ver la posible nacionalidad de la sirenita con su color de piel? En realidad nada. Cuando pensamos en Europa pensamos en un montón de gente blanca y, aunque la mayoría de los europeos han sido blancos, es mentira que no había gente de color en Europa antes del siglo XX. La diversidad cultural y étnica se remonta incluso al Imperio Romano.
#2 Es como si pusieran a Pocahontas y a Mulan como rubias
Este argumento no debería existir, pero he visto tantos comentarios y memes al respecto, que me veo en la necesidad de aclarar lo obvio:

Pocahontas, también llamada Matoaka, probablemente nació en 1595 y murió en 1617. Se le conoce por su importante papel en el primer asentamiento inglés en Jamestown, Virginia, y se le asocia con John Smith, uno de los primeros colonizadores.
Pocahontas, personaje histórico real, era miembro de la tribu Powathan, que pertenecía a la alianza de pueblos algonquinos. Su posición como hija del jefe Powathan, su relación con John Smith y su matrimonio con John Rolfe fueron clave en la relación entre los Powathan y los ingleses, especialmente durante las guerras Anglo-Powathan.
Hua Mulan es la protagonista del poema Balada de Mulan, compuesto en el siglo VI. En el poema, Mulan se viste de soldado para ir a la guerra en lugar de su padre; 12 años más tarde, Mulan regresa a casa y es hasta entonces que ella se les revela como mujer.
No se sabe realmente si Mulán fue o no un personaje real, pero es una de las figuras más importantes de la historia del folclor chino.

Solo para dejarlo claro: la etnicidad de las protagonistas es clave para sus historias.
Y, ¡qué más nos gustaría que poder decir que la historia de Ariel ha sido un motivo de inspiración para todas las pequeñas atlanteanas del mundo! Pero no podemos. No podemos por dos razones sencillas: hasta donde nosotros sabemos, las sirenas no existen y los peces no saben leer.
#3 Esto es diversidad forzada y solo lo hicieron para darle gusto a los progresistas
¡Qué mundo el nuestro donde la palabra “progresista” se usa como insulto! En fin. Mejor hablemos de cuentos de hadas.
¿Qué es un cuento de hadas?
Dicho de forma muy simple, un cuento de hadas es un cuento corto con elementos fantásticos como gnomos, hadas, duendes, troles, sirenas, brujas y animales que hablan. Cuando pensamos en cuentos de hadas, pensamos en los hermanos Grimm: Blanca Nieves, El sastrecillo valiente, Rapunzel, Hansel y Gretel; pensamos en Hans Christian Andersen: La sirenita, La cenicienta, El patito feo; tal vez pensamos en Charles Dickens o tal vez pensamos en Las mil y una noches.
Son historias que conocemos, que disfrutamos y que asociamos con imágenes muy claras. Para los que crecimos viendo Disney, las imágenes son las mismas: Bella tiene un vestido amarillo y cabello café, la Cenicienta es rubia y se viste de azul, Blanca Nieves tiene el pelo corto y usa un moño rojo, el vestido de Aurora es azul o rosa (dependiendo del hada que esté cerca) y la sirenita es pelirroja. Todas son blancas, todas son delgadas, de ojos grandes, de voz dulce y de personalidad afable, aunque unas son más proactivas. ¿Qué tienen en común? Todas reflejan la imagen de la cultura en la que fueron creadas. Esa cultura que no pensaba realmente en las minorías étnicas. (Ya saben, lo suficiente como para hacer Pocahontas, pero no tanto como para no hacerla un objeto exótico y sensual.)
Los cuentos de hadas comenzaron a escribirse apenas hace unos cuantos cientos de años, antes de eso, se transmitían oralmente. Eran historias que se pasaban de generación en generación, y cada generación les agregaba o les quitaba a su gusto. La Bella y la Bestia, por ejemplo, se cuenta desde hace más de cuatro mil años.
Una razón por la cual los cuentos de hadas siguen con nosotros, es su capacidad de cambiar. Una buena historia no se queda intacta; evoluciona, se acopla y toma la forma de la cultura en la que está siendo contada. Esto se puede ver en la misma evolución de las princesas de Disney: Blanca Nieves, Bella y Moana tienen personalidades totalmente distintas y sus historias tienen enfoques diferentes.
Entonces no, no es diversidad forzada (casi nunca es). Este es el reflejo del cambio social que estamos viviendo. Si la sentimos forzada es porque, en Hollywood (como en el mundo), los blancos siempre han sido la norma y el arte ha pagado un precio alto por eso. Además, una compañía tan obsesionada con hacer dinero como Disney no arriesgaría hacer menos dinero solo para darle gusto a los progres.
Esto nos lleva directamente al último punto:
#4 Ariel siempre ha sido blanca y estamos acostumbrados a verla blanca
El arte es el resultado de la cultura y de la sociedad en la que ha sido creado.
No es que no hubiera gente de color en los treintas, cincuentas y noventas, es que la norma era “lo blanco es lo bonito y lo demás no importa tanto.” En una sociedad donde solo las mujeres blancas eran consideradas realmente bellas, era obvio que las princesas (símbolos de belleza) tendrían esas mismas características. Si estamos acostumbrados a eso, es porque es lo único que se nos presentaba en los medios.
Nos ha costado mucho sacudirnos esos prejuicios coloniales de “lo blanco es lo bonito, lo importante y lo válido”. Basta darse una vuelta por las redes sociales para darse cuenta de que todavía nos queda un largo camino por recorrer. Pero ahí la llevamos, estamos cambiando y, como dijera el viejo Rafiki, el cambio es bueno.

Sería ingenuo de mi parte escribir este post pensando que nadie de los que ha repetido estas cosas lo ha dicho con malicia y desde un lugar de racismo. El mundo no es así y racistas hay en todos lados. Este post no es para esa gente.
¿Han notado que siempre que alguien de una minoría o de un grupo en desventaja es escogido para una posición importante, la gente tiende a decir cosas como “deberían escoger a la mejor persona para el papel sin fijarse en el color o el género”? Siempre pasa. Me pregunto por qué será…
Bueno, aquí la respuesta: Halle Bailey audicionó como todas las demás actrices y en Disney Studios decidieron que ella era la mejor para el papel. Ahora nos toca a nosotros sacudirnos nuestros prejuicios y a Disney ponerse las pilas para darle vida al personaje, para explorar nuevos horizontes, para descubrir nuevas formas de contar esas historias y para no repetir el fiasco que hicieron con los personajes de color en Star Wars: El Ascenso de Skywalker.
¿Y en el mar qué opinan? Nadie puede decir. Hasta donde nosotros sabemos, las sirenas no existen y los peces no van al cine.
Editado el 27 de septiembre del 2020.