Esnobs de la Literatura

Cuando entré a la carrera, empecé a leer mucho más de lo que leía de niña o de adolescente. Vivía en un pequeño departamento a las afueras de la ciudad y no había muy buena señal de internet, por lo que YouTube y Netflix no eran opción, así que los libros se volvieron mi principal fuente de entretenimiento.

Comencé con novelas que parecía que todos habían leído menos yo: Harry Potter, Game of Thrones, algunas novelas de John Green y otras novelas populares. Luego decidí leer clásicos de la literatura: Frankenstein, Jane Eyre, Dracula, los Libros de la Selva y ahí fue cuando empezó el problema.

Todos conocemos a algún esnob, ¿o no? Ya saben, esa persona que solamente consume productos de la calidad que ella considera «superior» (independientemente de si son o no mejores). Puede ser un alimento o bebida, pueden ser aparatos electrónicos, puede ser incluso una categoría o género de cine, televisión, música o puede ser literatura. Si pueden, evitan los productos «inferiores» a toda costa. Nunca los van a ver tomando un café que no sea de la marca que ellos consideran buena, viendo películas que no son «de arte» o leyendo novelas… juveniles. Esas personas solo aceptan lo que ellos consideran lo mejor de lo mejor. ¿Harry Potter? Disculpa, no te escuché porque estaba muy concentrada con Charlotte Brontë. ¿John Green? Yo solo leo a John Milton, gracias. Y ni hablar de no terminar un libro. ¿Quién osaría hacer eso? ¡Entre más pesados y más aburridos, más grande es el reto intelectual! ¡Claro que leí Ulysses, de James Joyce! ¡No entendí nada, pero lo leí completo! ¿Escuchar audiolibros? Eso no es leer.

En fin. Ser un esnob de la literatura no está padre y hay varias razones por qué.

#1 Mantener una imagen falsa es agotador

El diccionario de la Real Academia Española tiene una definición interesante (aunque limitada) de la palabra esnob. Según la RAE, un esnob es una «persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos.» Ser un esnob significa no ser auténtico. Significa imitar a otras personas, sus formas, sus gustos y sus opiniones. En otras palabras, ser un esnob es fingir ser alguien más y eso es muy, muy cansado.

El constantemente reprimir nuestros propios gustos e intereses en favor de algo que consideramos «mejor» o «superior» requiere un esfuerzo constante. A veces, no somos conscientes de lo que estamos haciendo. Podemos caer en la trampa de confundir el «querer ser mejores versiones de nosotros mismos» por un «quiero ser como esa persona que considero superior a mí.» Tal vez pensamos que realmente no nos gusta (o que no nos debe gustar) algo (ahí están los llamados «gustos culposos»), pero basta un pequeño descuido para que la verdadera personalidad salga y la imagen que nos había costado tanto trabajo crear, se viene abajo en cuestión de segundos.

#2 Ser un esnob significa hacerse presiones innecesarias

Leer es un hábito importante. Es algo que idealmente deberíamos disfrutar, pero que, al menos, debería sernos útil. Yo estoy totalmente a favor de leer libros de la primera a la última página, pero hay libros que simplemente no son lo mío. No aportan nada, no aprendo nada y no debería sentir la presión de tener que terminarlos.

Marie Kondo tiene un concepto muy específico japonés llamado «tokimeku» ときめき, que en inglés tradujeron como «spark joy» y que no tiene una traducción específica en español. Tratando de explicar su concepto, Marie Kondo ha dicho que las cosas deberían traernos alegría/emociones positivas o sernos útiles. Si un libro no nos está gustando y no nos es útil, no tenemos por qué terminarlo.

Otras presiones tienen que ver con el formato. La clásica discusión entre libro electrónico o de papel, entre la tapa dura y la tapa blanda, entre el audiolibro y el libro para leer. Ninguna vale realmente la pena. Tener un formato favorito es una cosa, pero el cerrarse a los demás o el sentirse superior por solo leer de cierta manera es absolutamente innecesario. La información que estamos consumiendo no cambia. Estar abiertos a los distintos formatos que hay nos facilita el acceso a los libros. Los impresos son más caros que los electrónicos y los audiolibros nos permiten el acceso a los libros en situaciones en las que no nos podemos sentar a leer. Ser flexibles nos ayuda a leer más.

#3 Ser un esnob daña nuestra percepción de otros y de nosotros mismos

Pero ser un esnob no termina ahí. La palabra esnob viene del inglés «snob», que también se define como «una persona que piensa que es mucho mejor que las demás por ser inteligente o por tener gustos que muchos otros no comparten.»

Ser un esnob daña nuestra imagen de otros y nuestra imagen de nosotros mismos:

  1. Si me considero superior a los demás por tener gustos específicos, probablemente considero inferiores a las otras personas o a sus gustos.
  2. Si considero que solo ciertos gustos son superiores, cuando me doy cuenta de que no los comparto, me puedo sentir inferior.

Generalmente hablamos de «gustos culposos» cuando hablamos de algo que nos agrada, pero que es de mala calidad o de bajo nivel, una película mala, un libro chafa, y los llamamos «culposos» como si debiéramos sentirnos culpables por tenerlos.

#4 El canon literario es muy limitado y muy subjetivo

Sería mentira decir que yo despreciaba a mis compañeros y compañeras porque leían cosas «poco intelectuales.» Sin embargo, sí sentía esa pequeña satisfacción de saber que yo estaba leyendo cosas «más difíciles» y «de mejor calidad», pero… ¿De mejor calidad según quién?

El canon literario (todas las obras que se consideran parte de la «alta cultura» en la literatura occidental) consiste, en su mayoría, en libros escritos por hombres blancos sobre hombres blancos y para hombres blancos, y esos libros han sido, en su mayoría, escogidos e incorporados al canon por hombres blancos. Esto no significa que no tienen valor o que ser un hombre blanco es malo, pero es importante recalcar que, al ser libros que solo representan a ese grupo específico de personas, son libros que presentan una perspectiva muy limitada de nuestra historia y de nuestra cultura. El insistir que es la única literatura que vale la pena es cerrarnos a todo un mundo de perspectivas, de diferentes ideas y de belleza.

Al final del día, la «superioridad» de unos libros con respecto a otros, de unos géneros con respecto a otros es totalmente subjetiva. Sí, hay estándares para categorizar y para poder dividir la literatura, pero siempre hay que preguntarse de dónde vienen esos estándares y por qué fueron establecidos. No porque un libro es parte del canon literario significa automáticamente que está bueno o que aporta algo. (Que pasen al frente todos los que disfrutaron ampliamente leer «El Corazón de las Tinieblas.») Muchas veces, los libros llamados «superiores» más bien me recuerdan a algo que dijo el comediante John Mulaney:

«Y la gente dijo, “¡Esto es innovador!» Pero solo era muy misógino.»

Siempre me han gustado los clásicos de la literatura. Me gusta leerlos, comprarlos, verlos en mi repisa y comparar las diferentes ediciones que hay en el mercado. Uno de mis libros favoritos es parte del canon, una de mis autoras favoritas es parte del canon. Pero lo importante es siempre estar conscientes de que un libro no tiene más valor que otro simplemente por ser parte de una lista, un gusto no es superior a otro porque hace cien años un grupo de señores decidió que así era.

Los libros deben ser útiles y deben ser entretenidos.

Lo mejor es deshacernos de los gustos culposos y mejor aprender a ser críticos de lo que consumimos y aprender a disfrutarlo por lo que es.

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