Machismos Cotidianos, John y Sabina

Ayer estaba viendo el último debacle que sucedió en el programa del Canal Once, John y Sabina y estaba leyendo algunas respuestas en las redes y tengo pensamientos. Para quienes no saben, John y Sabina es un programa de debate y comentario político transmitido los martes a las 10:00 pm en el Canal Once, presentado por John Ackerman y Sabina Berman.

Yo solo he visto el programa una vez, en el episodio «México racista: la inclusión indígena, urgente y necesaria», con Mardonio Carballo como invitado. El episodio en general me gustó por la participación de Carballo, pero decidí no seguir viendo el programa. En su momento no pensé mucho de la relación entre John y Sabina. Noté que John la interrumpía bastante, pero no me imaginé nada más. Son estilos. Estilos que estorban, pero son estilos.

Y entonces se armó la bronca. ¿Y qué mejor lugar para pelearse públicamente que Twitter? John Ackerman y Sabina Berman han pasado los últimos días ventaneando conflictos, retuiteando a personas que les apoyan, discutiendo con gente que está en desacuerdo y haciendo de su relación laboral todo un espectáculo que, más bien, da ñáñaras. El acabose sucedió el martes durante el episodio «Los retos de la educación en la nueva normalidad», con Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública. Al inicio del programa, Sabina le pide a John su opinión sobre lo sucedido en Cancún y Ackerman ignora su pregunta, saluda al invitado y comienza la conversación. No es sino hasta seis minutos después que Sabina, quien se ve bastante molesta por la grosería, puede volver a hablar y utiliza su tiempo para expresar su molestia, dirigiéndose directamente al Secretario:

Secretario, tenemos un problema en este programa, de paridad, John y yo somos co-conductores de este programa, pero John -ya ve usted- apenas ahorita me acaba de turnar la palabra. ¿Qué hacemos con este problema de machismo? ¿Qué hace una mujer como yo, respetuosa de los acuerdos y contratos en una situación así? John sencillamente no me deja participar.

Y lo que me llamó la atención, que es de lo que realmente quiero escribir hoy, no es tanto del pleito que se traen John y Sabina, (eso ya nos lo contó Animal Político), sino de la acusación de Sabina de que John ha sido machista y las reacciones que esta desencadenó en las redes.

Los comentarios que he visto desde que se armó el escándalo se dividen en dos: quienes dicen que efectivamente está siendo machista y quienes dicen que no tiene nada que ver. Del segundo grupo, hay quienes opinan que ha sido patán pero no machista y hay quienes, utilizando expresiones machistas, han dado a entender que Sabina «se lo merece.»

Este es un típico ejemplo de como algunas feministas confunden una conducta intolerante, pre potente y grosera con «machismo».

dijo Xavier en Facebook

me encanta como cuando se sienten atacadas denuncian machismo

dijo Abraham también en Facebook

ahí ahí el machismo el machismo el machismo jajaj

dijo Alf también en Facebook

Los comentarios seleccionados aquí son hechos por hombres, pero no faltaron las mujeres de ese segundo grupo. La razón principal por la cual no escogí entre aquellos es que casi ninguno hablaba de si era machismo o feminismo exagerado. En general solo eran particularmente groseros con Sabina. Estos tres comentarios tienen algo en común, algo que se vio repetido en todas las plataformas en las que se vio el pleito: los tres afirman que en realidad no es machismo y que Sabina lo está utilizando para victimizarse.

Quisiera decir que no es verdad que algunas mujeres acusan a personas de sexismo o de machismo cuando algo no les parece, pero claro que sucede. Lo que también sucede es que, siempre que lo hacen, son otras mujeres quienes se encargan de denunciar ese comportamiento. Después de todo, el machismo no debe ser trivializado.

Entonces, ¿fue machista la conducta de John Ackerman?

Unas anécdotas personales:

Yo trabajo dando clases de alemán en una escuela de idiomas. Lo hago desde hace ya algunos años y es algo que disfruto muchísimo. Me gusta que he conocido gente de muchísimos países, gente grande, pequeña, gente que viene a trabajar en puestos diplomáticos, gente está estudiando, gente que viene huyendo de la guerra, gente que escapó de una relación abusiva, en fin, he conocido a mucha, mucha gente.

En los años que llevo trabajando aquí, todas las veces que mis conocimientos del idioma o mi capacidad han sido cuestionados, ha sido por alumnos hombres. La única vez que he tenido un problema con otra persona, hace como un año y medio, fue porque un maestro (hombre) fue grosero conmigo enfrente de todos mis alumnos y de otro maestro, quien no es grosero, pero tampoco dijo nada. Al contrario, me dio a entender que era un poco exagerado de mi parte molestarme por eso y quejarme en la oficina. Este año, al inicio de la cuarentena, tuvimos dos juntas con todo el personal docente y el esposo de la directora nos explicó cómo iba a funcionar el sistema de clases en línea. Al final de cada una de las juntas, se dirigió al grupo conformado por 15 mujeres y 2 hombres y puso a los hombres a cargo. ¿De qué? Ni ellos sabían, pero ellos estaban a cargo. Uno de ellos no llevaba ni tres meses trabajando en la escuela. (El maestro grosero hace tiempo que se fue a dar clases a otro país.)

A lo que voy con estas anécdotas es que, el mundo laboral está lleno de pequeñas agresiones (llamadas microagresiones) hacia las mujeres, aunque no siempre necesariamente porque las personas sean deliberadamente machistas. (Aunque en suficientes ocasiones, sí.) No creo que en los casos anteriores, el hombre haya pensado, «esta es mujer, por eso me la friego». Sin embargo, vivimos en una sociedad donde las mujeres efectivamente están en posiciones donde son escuchadas menos que los hombres. Para muchos hombres, especialmente para hombres que ocupan alguna posición de poder, es muy fácil sentirse superiores a las mujeres con las que conviven, aunque sea de manera inconsciente.

Twitter: Los Hombres Me Explican Cosas

¿Cuántas mujeres no conocemos esa situación en la que estamos hablando y un hombre constantemente nos interrumpe para dejar claro su punto? ¿Cuántas veces decimos cosas que un hombre, por más lindo y buena onda que sea, no cree sino hasta que se lo dice otro hombre? ¿Cuántas veces vemos cómo un hombre trata a sus compañeros como iguales, pero a nosotras como si fuéramos tontas? ¿A quién no le ha explicado un hombre algo que ella ya sabe, conoce y entiende perfectamente, con un aire de grandeza porque él está compartiendo su sabiduría? Por algo se volvió tan famosa la expresión «mansplaining». (Que, por cierto, una vez vi a un hombre corregir a una mujer que se estaba quejando de que alguien le había hecho «mansplaining» y decirle que lo correcto en español era decir «machoexplicación».) Pero volvemos a lo mismo, son actitudes machistas que, muchas veces, ni ellos mismos perciben como machistas.

¿Y por qué?

Una de las razones por las cuales esto sucede es porque, históricamente, la vida pública ha sido un espacio ocupado principalmente por hombres. Ellos han sido quienes hacen y quienes deciden. Las mujeres han tenido que luchar y abrirse espacios nuevos en esta esfera que históricamente les ha sido negada.

Según un informe de la ONU sobre la Representación Pública de la Mujer, las mujeres ocupan…
  • 24.9% de quienes integran los parlamentos del mundo
  • 6.6% de quienes ocupan direcciones generales en las empresas con mayores ingresos
  • 26% de las personas que redactan notas periodísticas en internet
Visualizar los datos: La representación del las mujeres en la sociedad

En el mundo del entretenimiento:

  • 31 % de los personajes con líneas de diálogo son mujeres
  • 23 % de las películas tienen una protagonista mujer
  • 21% de las cineastas son mujeres
  • etc.

Para ver todo el artículo, click aquí.

La cosa sigue dispareja, pero va mejorando.

Sin embargo, muchos hombres están acostumbrados a ser ellos «los que mandan» incluso cuando se supone que la cosa es equitativa. Como John Ackerman diciendo que él es el titular en el programa donde los dos firmaron un contrato en el que son co-presentadores, donde salen juntos en todas las fotos, y que se llama John y Sabina.

El programa es de los dos, pero a John Ackerman se le ha hecho muy fácil interrumpir a su compañera, reducir el tiempo de sus participaciones, excluirla de las decisiones sobre los invitados y los temas a discutir, y ahora, ignorar totalmente su participación en televisión abierta. Ahí, a los ojos de todos los espectadores.

Interesante fue también la reacción del Secretario de Educación Pública, quien vio cómo John ignoró totalmente la pregunta de Sabina y le contestó como si nada hubiera pasado. Cuando Sabina se quejó, el Secretario se limitó a decir que John era «un hombre sensible» y que «seguramente va a hacer un esfuerzo adicional para que no se vea esa disparidad que te molesta.»

Interesante que el esfuerzo era para que la disparidad no se viera.

Interesante que la disparidad solo le molesta a Sabina.


Las actitudes machistas y las microagresiones, o, como dicen Eréndira Derbez Campos y Claudia De La Garza Galvez, los machismos cotidianos son el pan de cada día para millones de mujeres alrededor del mundo. En parte, porque quienes las cometen no quieren reconocer que también son actos de violencia y en parte porque, quienes están alrededor, tienden a mirar a otro lado, a descartarlos como una exageración, a atribuirlos a otra cosa, o, como hizo el Secretario de Educación Pública en televisión abierta, minimizarlos como algo que «nos molesta».

¿Y en qué acabó la cosa?

El día de ayer, el Canal Once publicó el siguiente comunicado:

La cosa acabó en que el Canal Once decidió cancelar el programa que tenían en conjunto y mejor le ofreció un programa a cada uno. Como si hubiera sido un pleito de niños pequeños, donde al final cada uno recibe un juguete y es enviado a un cuarto distinto. Como si no hubiera habido una acusación de machismo, un penosísimo intercambio en Twitter, como si Ackerman no hubiera sido un patán frente a espectadores e internautas. Como si no pudieran -o quisieran- reconocer el problema de los machismos cotidianos.


Si les interesa ver todo el intercambio, aquí se los dejo. Sucede en los primeros ocho minutos del programa.

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