Estos últimos días he estado pensando, no solo en lo que está pasando en Afganistán, sino en cómo hablamos cuando hablamos de lo que está pasando en Afganistán.
Pienso en cómo, a quienes hemos crecido en el occidente, llenos de propaganda imperialista, nos es muy fácil caer en discursos que reflejan y reproducen el imperio que ha llevado a Afganistán a la situación en la que está. Han sido 20 años de guerra, de destrucción y de saqueos por parte de los poderes occidentales más todos los años anteriores a la invasión en el 2001. Han sido décadas de saqueo y destrucción, de violencia y de muerte. Para quienes vivimos lejos, han sido décadas de propaganda.
Estados Unidos invadió Afganistán, un estado, con el pretexto de querer derrotar a Al-Qaeda, un actor no-estatal. Que Afganistán fuera un país lleno de recursos naturales, con un terreno montañoso rico en minerales, no era la razón por la cual estaban invadiendo ese país cuya posición, por cierto, es estratégica en el continente asiático. El punto era derrotar al terrorismo. Seis años después de haber entrado, George W. Bush dijo un 15 de febrero:
«Nuestra meta en Afganistán es ayudar a las personas de aquel país a derrotar a los terroristas y establecer un estado estable, moderado y democrático que respete los derechos de su ciudadanía, que gobierne su territorio de manera efectiva y que sea un aliado confiable en esta guerra contra extremistas y terroristas.»
traducción mía
Según Bush, la meta no era solo derrotar al terrorismo, sino ayudar a la gente afgana a establecer un estado estable, moderado y democrático. La meta era hacer un aliado confiable del país que tenían ocupado desde el 2001. Un aliado confiable en la lucha contra el terrorismo, por supuesto. Nadie dijo nada del acceso a los recursos afganos, nadie dijo nada del enriquecimiento de los contratistas militares (Pacific Standard). Esa no era la meta, la meta era crear un estado democrático y un aliado confiable.
Para el 2010, cuando estaba más que claro que seguir en esa guerra era inútil, descubrieron que en Afganistán había depósitos minerales que valían más o menos 1 trillón de dólares (Climate Diplomacy, The New York Times), que en español es un billón de dólares. (Recordando que en español «one billion» son mil millones y «one trillion» es un billón). Barack Obama, quien había prometido retirar las tropas en el 2014, decidió que se quedarían. No por los recursos, no. Se quedarían por el progreso que estaba teniendo el proyecto de reconstrucción del estado, porque las tropas afganas todavía no eran lo suficientemente fuertes para luchar solas. (Washington Post)
Todos han sido pretextos, por supuesto. Las guerras se luchan para hacer imperio. Si Estados Unidos estuvo 20 años en Afganistán, fue para hacer imperio. Tan es así que para Joe Biden fue muy fácil contradecir a sus predecesores el lunes en su discurso ante las cámaras:
«No se debe suponer que nuestra misión en Afganistán debió haber sido para la construcción de la nación. No fue para crear una democracia unificada y centralizada.»
traducción mía

El caos, la violencia y la desesperación causadas por la pésima planeación y ejecución de la salida de Estados Unidos han capturado la atención del mundo entero. En las redes, casi todas las personas hemos visto textos, imágenes y videos tanto de lo que está pasando como opiniones sobre lo que está pasando. En especial, he visto el enfoque que muchas personas le dan a lo mucho que van a sufrir las mujeres bajo el régimen talibán. Y es que sí es un régimen profundamente violento que subyuga a la mujer y la reduce a un papel de sumisión, la priva de su libertad y la tiene por objeto. Sí.
Y, sin embargo, muchos de ellos, si no es que la mayoría, tienen algo en común que los hace… problemáticos, por decir lo menos. A los ojos que no están poniendo atención, a los ojos que están acostumbrados a ver a través de la lente de propaganda imperialista, pueden parecer posts inocentes, preocupados, incluso solidarios. Pero basta con fijarse un poco más, con observarlos más detenidamente y una se dará cuenta de que ese algo que tienen en común, es el imperio mismo.
Es muy fácil para las mujeres en el occidente, especialmente las que se identifican como feministas, hablar de lo mucho que sufren «las pobrecitas mujeres afganas» y comentar sobre la poca libertad que tendrán ahora con los talibanes, como si hubieran sido libres bajo la ocupación bélica estadounidense. Es muy fácil querer exportar las ideas occidentales de lo que son cosas como «feminismo», «liberación», es muy fácil hablar de lo «terrible» que es su cultura y su religión para ellas. Es muy fácil hacer imperio.
El imperio no solo es la ocupación y la propaganda.
Ese feminismo que quiere pasar por encima de la cultura, la fe y la forma de vida de las mujeres afganas en favor de su supuesta liberación, también es imperio.
El hablar de todos los hombres afganos como violentos y poco civilizados, eso también es imperio.
El aseverar que «el islam es particularmente machista», eso también es imperio.
El insinuar o decir abiertamente que Estados Unidos y los otros países que han pasado décadas saqueando el continente, violentando a sus habitantes y subyugándolos en actos coloniales deberían haberse quedado o deberían regresar, eso también es imperio.
Esos posts listando todo lo que ya no van a poder hacer las mujeres o aquellos presentando distintos «grados» de velos islámicos como si fueran grados de opresión, victimizando a las mujeres y presentándolas como indefensas, esos también son imperio.
Las mujeres afganas no son un objeto para el servicio del talibán. Tampoco son un objeto para darle lástima a las mujeres occidentales o para que se den palmaditas en la espalda, pensando en «lo bien que nos va» y «lo mucho que hay que enseñarles». Eso también es imperio.

El imperialismo necesita producir propaganda constantemente para justificar su presencia y quienes vivimos dentro o en la periferia del imperio llevamos décadas consumiéndola. Todos esos programas de televisión, todas esas películas de Hollywood donde solo hay personas de Asia Occidental y Asia del Sur haciendo el papel de terroristas, de hombres violentos, de mujeres sumisas, todo es parte de la máquina de propaganda que nos ha creado una imagen de la región que no necesariamente refleja la realidad. Ha pintado a los Estados Unidos como los liberadores que traerían democracia y paz a la región, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA, Central Intelligence Agency) estaba financiando operaciones en las que escuadrones asesinaban deliberadamente a hombres, a mujeres, a niños y niñas (Reuters, The Intercept, Human Rights Watch), cuando los mismos soldados eran quienes violentaban a las mujeres. Los grupos conocidos en la región como «Death Squads» o escuadrones de muerte fueron la causa de terror en Afganistán, especialmente entre el 2018 y el 2019, durante la administración de Donald Trump. Pero esa noticia reportada por Human Rights Watch no fue tan sonada. Después de todo, los perpetradores eran «los buenos».

El punto de este post no es decir que entonces no hablemos del tema. Yo creo firmemente que, cuando hay injusticia, debemos alzar la voz. Lo que estoy diciendo es que necesitamos ser conscientes del tipo de discurso que estamos reproduciendo, necesitamos ser conscientes de cómo hablamos del tema, porque es muy fácil hablar con el mismo discurso del imperio. A quienes no vivimos ahí, ni conocemos la situación, nos toca principalmente escuchar las voces afganas y ampliarlas. La lucha de las personas en Afganistán es antiimperialista, anticolonialista.
Si vamos a ampliar voces, que sean las voces afganas y no las nuestras. Antes de hablar de la lucha por la liberación de la mujer afgana, necesitamos primero escuchar la lucha de las mujeres afganas y dejar de querer imponer nuestras ideas. Al compartir posts, que sean posts hechos por quienes están directamente involucradas en el tema. Al hablar del tema, nuestro discurso tiene que ser antiimperialista.
Aquí dejo algunas cuentas y artículos de personas y grupos afganos/asiáticos para seguir y para leer. Conforme vaya encontrando más la iré actualizando:
Afghanistan Matters Carrd: https://afghanistanmatters.carrd.co/
En Instagram:
Afghans Empowered: https://www.instagram.com/afghansempowered/
Burqas and Beer: https://www.instagram.com/p/CSprXAzBMAg/
Everyday Afghanistan: https://www.instagram.com/everydayafg/
Omar Haidari: https://www.instagram.com/omar.haidari/
Stop the Hazara Genocide: https://www.instagram.com/stopthehazaragenocide/
The Afghans: https://www.instagram.com/theafghan/
En Twitter:
Afghans For a Better Tomorrow: https://twitter.com/AfghansTomorrow
Bushra Ebadi: https://twitter.com/Bushra_Ebadi/status/1426668485153890304
Munazza Ebtikar: https://twitter.com/mebtikar
Artículos en otras plataformas:
Femonationalism: White saviour feminism in Afghanistan, Media Diversified: https://mediadiversified.org/2019/03/21/femonationalism-white-saviour-feminism-in-afghanistan/?fbclid=IwAR0T0v9m-ZT37Zdu4YHl7BFOvZbEMOw8m9QiYMV7tJKLvwm-PzXghlFda3o
Libros:
Feminismos Islámicos, compilación Ramón Grosfoguel: https://albaciudad.org/wp-content/uploads/2016/10/feminismos_islamicos.pdf